¿No me peguen soy Giordano?

A ver si nos entendemos. Si me das una revista para que ojee los cortes de pelo plausibles de realizarse en mi cabeza es porque, evidentemente, tengo suficiente cabellera como para que lleves a cabo dicha empresa, sin que yo huya despavorida, con una bolsa de papel cubriendo mi rostro. Ahora bien, si tus tijeretas no cortan, no es mi problema ¿ok?. Tampoco lo es si en la escuela de peluqueros te enseñaron a hacer la trenza cosida, pero no te enseñaron a manipular cabezas que llevan orejas en sus costados. No te das cuenta que si movés las manos tan rápido me enredás mas las crenchas!!!. Además, infeliz, ese peine finito que me pasaste, por poco me rastrilla el hipotálamo. No tengo piojos, así que no hace falta que utilices el peine fino, y mucho menos la fuerza bruta al peinarme. Si hablamos de ambientación Hijo de puta!!!, ¿Cómo podés pretender que los clientes regresen si tenés los parlantes retumbando, a todo lo que dá, con música electrónica?, no sabés que las peluquerías se hicieron para chusmear. Si pones música tan molesta, no se hacen audibles los chismes de las viejas al pedo. Por otro lado, entro, me anuncio, espero 2 hs., ¡¿Y no sos capaz de ofrecerme un cafecito?!, rata, con lo que cobrás deberías ofrecer Chandón.
Definitivamente los coiffeurs minimalistas de las eras post-modernas, no son lo mío, a partir de ahora las crenchas me las corto yo, ¿está claro?.

[Pd: A pedido del público, saque el reproductor de música, me tenían podrida. Ahora díganme si no soy un amor, eh?...]