sábado, 29 de noviembre de 2008

Diferencia

29 Arengaron conmigo
Estoy parada acá. Acá. En el mismo lugar que estuve cuando nos vimos por ultima vez. Vos y tu sonrisa me acompañan siempre, en dónde esté.
El problema es que no siempre sé hacia donde voy. Y saber se hace, en este punto, diría que, necesario.
Tan necesario cómo vos. Cómo tu sonrisa. Que hace tanto tiempo no veo. A pesar de estar en dónde me dejaste la última vez. A pesar de esperarte en el mismo lugar por si te olvidaste de algo.
Es el punto de inflexión más irrompible que encuentro.
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Entre el lugar que dejaste vacío. Y el vacío que quedó en tu lugar.
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.hay una cruel diferencia.

Estoy parada en donde nunca creí, volviendo a andar los pasos que jamás pensé volver a recorrer. Y sin embargo. Una noche más se evapora entre mis ganas de volverte a ver y tu fallida forma de cegarme. Si hubo algo que olvidaste fue decirme que aquella... sería la última mirada que ibas a dedicarme. Dudo que lo supieras.

Supongo que en éste punto es. necesario, reconocer tu inocencia.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Pato-Logía

38 Arengaron conmigo
"O de por qué las cosas tienen una tendencia natural a unirse, o a separarse, definitivamente. digamos La logia del Pato ".
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Cómo cuando uno piensa en el queso rallado y el tuco, O en fresco y batata, ¿Cómo podríamos imaginarnos la pizza sin cerveza?, o ¿cómo esperar que los fideos no se peguen?.
Será una cuestión de química, supongo, o simplemente será que tales elementos combinan entre sí, complementándose los unos con los otros.

Dicen, que ninguna persona viene completa, que a todos nos falta algo. Tal vez ese algo, con el paso del tiempo, se transforma en alguien.
Sin embargo tengo la sutil sensación, de que todo lo que tiene que ser es, (sí, estoy hecha una filósofa). Es decir que, a la larga, todo tiende a unirse o termina por decantar, naturalmente.
Entonces así como no podemos concebir, (sí, tengo tendencia a generalizar lo que pienso al resto de la humanidad), una porción de pizza sin un vaso de cerveza, tampoco podemos esperar que, por ejemplo, un perro se enamore de un canario. (creedme, tengo un punto).

Las personas, para la mayoría de la gente, se dividen en dos categorías básicas, a saber: Normales y Anormales*.
Entonces, ¿no sería natural que la gente normal se uniera, casi por ósmosis, con la gente normal?. La cuestión es, una vez más, saber qué es la normalidad para el común de las personas. Pero, aún sin saber bien qué significa, somos o no somos.

En la vida, uno se va dando cuenta a qué categoría pertenece, casi, diría yo, cómo amparándose en un refugio. Como si hubiera un lugar, dónde hacerse fuerte, ademas de los palazos, autoinflingidos o heredados del ambiente.
En el caso de la gente con “problemitas”, -como yo-, uno va percibiendo cierta anomalía desde el comienzo. Cómo una falla de fabrica que, por supuesto, nos hacen ver los demás, cuando nos escuchan hablar y nos devuelven una mirada incrédula y estupefactas, como no entendiendo bien en qué parte estamos más jodidos.

Por supuesto, uno no es ajeno a los efectos que produce en cualquier ser común, la mirada del otro.
Sin embargo, también es cierto que, [no sin antes mirarse a uno mismo con una lupa gigante], luego de una etapa, diríamos, de adaptación furiosa e inevitable, la mirada del otro empieza a pesar menos, o quizá, el otro ya no tiene la mirada puesta en nosotros, porque nos ha mandando derechito a la papelera de reciclaje con un simple delete.
Lo normativo, dicen, normaliza. Y aún, sabiendo eso, uno “anormal por naturaleza y definición de los otros”, no anda por la vida, necesariamente, por fuera de las normas, al contrario, las respeta a rajatabla, [es por eso que la pizza no se concibe, sin un vaso de cerveza :)].
Fue así, como la vida, -no sin antes arrastrarme por sombríos senderos, álgidos caminos, y dejarme, muchas veces, al borde de sus cumbres barrancosas,- me trajo hasta aquí.
Gracias al cielo (¿?), es cierto lo que reza el dicho, “Todos los caminos conducen a Roma” y, por lo tanto, hoy estoy donde debo estar. [Sí señores, me debo a mi público.]

No es casualidad que gente como uno tenga, como común denominador, la misma “Pato – Logia”. Es más, me atrevería a decir que, todos los síntomas se transfieren por una especie de Pandemia, dado que en diferentes regiones, se han detectado casos en dónde aún, usadas de cerca las mismas técnicas de persuasión, no se ha logrado resultados restaurativos.
Se podría decir que uno, con el paso de los años, prefiere vivir en La Luna, antes que simularse a sí mismo, una normalidad taxativa.

Es así, como se aprende a ser. Por oposición al resto. Es justamente la diferenciación con los otros, la que nos dice que, somos nosotros y no los demás.
De ese mismo modo, en los subgrupos, las características comunes, hacen que pertenezcamos o no, en una instancia de normalizar, a partir de éstas, lo que es imprescindible para formar parte del mismo.
Sin más preámbulos, voy a terminar diciendo que las pato.logías graves, casi incurables, tienen como positivo, el hecho de dejar la falsedad de lado, es decir, nadie se sorprenderá porque un loco se comporte como tal, por lo tanto, uno tiene el espacio para ser uno mismo.
Esas pato-logías muchas veces dan miedito pero, así y todo, causan curiosidad. La misma curiosidad que mató al gato y que, a su vez, a veces nos regala las sorpresas mas lindas.
Saber que uno no está solo en su anormalidad sino que, son mucha más Las historias de encuentro, que las de desencuentros, relaja, tanto o mas que saber que, El día menos pensado, uno puedo cruzarse con la horma de su zapato, [o como si se tratara de un cien pies, las hormas de sus zapatos], acalla todas esas voces que durante tanto tiempo, trataron de convencerlo, de las bondades de la normalidad.
Me quedo como estoy. Aunque la regla general dice que casi todo puede fallar, esta vuelta salio bien. Sépanlo. Y good bye patito, digo... Pato-logías.
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.Por favor, pasen ya mismo por acá, porque claramente: yo, lucho, sépanlo!
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*Por supuesto hay eufemismos que suplantan la palabra anormal, con elegantes sutilezas: Freak, enfermo, o en el caso de que la “anormalidad” pase por un costado más bien “emocional”, tenemos una metáfora más que elocuente, loco de mierda, -aunque tambien hay locos lindos-. Bueno, no sigo, porque tendría que postear el DSM IV completo, y no hay lugar para tanto.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Killing me softly...

30 Arengaron conmigo
Subo al taxi. Acabo de levantarme, por lo tanto, estoy un bastante irascible. Indico el destino. El conductor me mira, como si le estuviera hablando en chino mandarín. Ergo, repito en voz bien alta, el lugar al cual me dirijo. Me mira por el espejito, como si estuviera viendo un fantasma, o cómo si una mosca estuviera entorpeciéndole la visual. Pienso, este tipo, es sordo, tarado, o me está cargando. Al no recibir respuestas, le indico el camino por el cual debemos llegar a destino. Nada. En ese momento empiezo a preocuparme dado que, no solo llego tarde, sino que además el pelotudo del tachero está obstinado en ignorarme, sin más. En eso, me dice, usted está segura de que es un Hotel. Sí, es un hotel. (por supuesto que no estoy segura, viejo, pero me dijeron que era un hotel). Me dice, ah, pensé que iba al XDFDGDG, pero no sabía que era un hotel. Sí, claro, le digo. Voy al XDFDGD, pero es un Hotel. ¿Y va a trabajar?, me dice, (no boludo, voy a un Spa vestida de ejecutiva). Sí, voy a trabajar, son las 09:00 menos dos minutos, y en realidad ya debería estar ahí. Me dice, ah, está apurada. (Nah, vos tomate tu tiempo, total, arrancan sin mí). Y claro, por eso me tomo un taxi. Me dice, bueno igual ya son las 09:00, está llegando tarde, (claramente, enfermo), podemos ir tranquilos. NO, no podemos. Pienso, este tipo, me está crispando los nervios, es tarado, ¿lo hace apropósito?. Cómo muchas de las cosas malas de esta vida responden a las leyes de Murphy, este viejo pelotudo, no podía ser la excepción, por lo que tuvo que aparecer en mi camino, justo en el momento en que me tendría que haber tomado un cohete para llegar a tiempo, y no un taxi. Ok.
Por fin, llego. Pregunto en recepción por la capacitación de XXXXXX. Con la lengua afuera, corro por los malditos pasillos, del Hotel, (bastante lindo por cierto), pero me pierdo. Obvio. Vuelvo para atrás, y le digo a la mina, me podrás indicar “mejor”, (nótese, el detalle), porque no encontré la sala de XXXXX. Sí, te acompaño. Le digo, no gracias. Corro hacia el lugar. Llego. Hay 80 sillas. 80 sillas, vacíasssssss!!, pero la puta madre, a ver ¿¡qué parte no entendí!?. Es al pedo apurarse, porque uno llega, y no hay nadie. Pero claro, si uno no se apura, llega y es la desubicada que llegó ultima. En eso entra un tipo. Me dice, ¿mmmseee, vas saas?. Ah, claramente porteño, por la elegancia para preguntar, pienso. Yo soy Carolina vengo de XXXXX. ¿Esta es la capacitación?. Mmmmse, me dice. Es acá, pero esperá porque no llegó nadie. (Ya me di cuenta boludo, a menos que sean fantasmas). Me dice, parece que tuvimos, poca repercusión… jejeje. (Ay, por Dios, ite ya de mi vista). Ja. Le digo, y le clavo una cara de orto por default que me sale solo los viernes a las 9 de la mañana, cuando me citan en un lugar, supuestamente, re-importante, me apuro, me tomo un taxi, llego, y no hay nadie, salvo un pelotudo, que no sabe ni decir hola. De repente cae la multitud. Somos como... 10, (contando el tipo que trae el café). Empieza la mina a decir cosas que me enseñaron en jardín de infantes. De pronto temo por mi vida. Un ventanal enorrrrrrrrrrrme, enmarca el 2do. piso del hotel.
Pienso, si empieza a hablar de comunicación y pone el típico dibujito de Emisor –flechita- receptor, Juro por Dios que me tiro por la ventana, y les hago la primera salida de Subte a los cordobeses, con mi caída. Y sí, obvio. Empieza a pasar las filminas del orto, y entre ellas, el típico dibujito de mierda de la comunicación, y los “ruidos” que, se supone, surgen del ambiente. En ese momento, solo tenía deseos de saltar, lo juro. Pero de pronto digo, oia, eso me pasó con el tachero, los ruidos no permitieron una comunicación eficiente.
Les pido encarecidamente que me castiguen, por haber incurrido en esa horrible asociación.
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Tengo severos problemas psicológico, oh qué novedad. Mátenme. Pero háganlo suavemente.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Filo

10 Arengaron conmigo
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Nadie recuerda las palabras.
Se amotinan en mi mente.
Y se dispersan y se pulen y se pierden.
Nadie recuerda que las palabras no lastiman.
Que las palabras no mienten.
Que las palabras no mueren. Nadie.
Y sin embargo yo.
Nadie avisa de éste dolor inverosímil, tan real.
Nadie advierte.
Las vertientes de las palabras no son inocente.
Nadie te mueve, nadie te choca por el simple hecho.
De chocar y el atropello.
De las palabras es inevitable.
Porque en el golpe está el mismísimo gusto de golpear.
Porque en el filo yace el sabor del poder.
(Marcar)
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miércoles, 12 de noviembre de 2008

El que tiene boca...

32 Arengaron conmigo
Y sí, la gente te caga. La gente no es siempre buena. No es siempre fiel. No es siempre la misma. Pero eso hace a la diversidad.
Lo bueno es que uno puede elegir en algún momento ser así, o no. Una vez que esta planteada la posibilidad de elección, no hay motivos para echarle la culpa al otro. Uno es responsable de lo que elige.
Yo elegí muchas veces, a sabiendas de que podía lastimar. Pero muchas más, y eso creo que es lo que me deja tranquila, elegí no joder a nadie. Sí, ya lo sé. Eso no es justificativo, y señalar con el dedo a otro cuando uno tiene el culo sucio, no está bien y no justifica las cagadas que lo ensucian. Pero se supone, y eso es lo interesante de SER HUMANO, que con el tiempo, -o con las cagadas-, uno aprende. O al menos eso intenta.
Nadie es santo, ni demonio. No de manera exclusiva. Entre el blanco y el negro hay 256 tonos de grises. Seguramente, la mayoria de los mortales estemos en la gama de los grises, incluso cuando creemos estar delimitados por la absurda rivalidad que "diferencia". ¿Que diferencia dije?. ¿Qué diferencia?. No diferencia nada.
No hay diferencia entre alguien que cago a millones y alguien que cago a uno solo. Porque los millones no se suman, y el que esta solo, está tan solo como cada uno de esos que estan pérdidos, cómo moneda de 10 centavos en un millar.
Las desgracias "son", porque hay alguien que las padece, y no importa cuán grande sean, vistas desde afuera, la angustia que provocan es la misma, cuando se siente desde adentro. La sensación de vacío es la peor de las frustraciones pero, a veces, es necesaria para entender que necesitamos de otros.
Los que podemos hacer la diferencia somos nosotros. Los SERES HUMANOS. Que a pesar de mandarnos cagada tras cagada, tenemos la capacidad de reconocerlas y pedir perdón, en el mejor de los casos. Aunque a veces con reconocerlas es suficiente.
No importa en nombre de qué o quién proclamemos justicia. La justicia no justifica la incapacidad de dejar de mirarnos el ombligo. De ignorar el dolor ajeno. La justicia, vista de ese modo, pasa a ser simplemente un capricho. La justicia, no debería ser a costa de todo. Porque en ese todo, está el resto, que no siempre tiene que ver con la misma causa, pero que encausa desde su lugar, un dolor distinto, y no por eso menos válido.
El absolutismo, no es un buen consejero.
Creo y repito, a riesgo de ser reiterativa, que la completud para mí, no es un estado ideal. Por lo tanto, la verdad no puede ser unica e irrefutable, sino levantemos campamento y vayamonos a vivir a Marte. Aca no hay mas nada que hacer. Gracias a algo que algunos llaman Dios, (no es mi caso), la verdad es dinámica y no permanece inmutable. En nosotros está la grandeza de saber reconocer cuando otro tiene un punto de vista mejor.
Por suerte no necesito de la razón para ser razonable. No necesito de la razón para SER HUMANA. No de la razón absoluta y despótica de quién no mide las consecuencias en pos de una causa JUSTA.
Todo es relativo, y depende del cristal con que se mire. Tal vez, mi pensamiento sea mediocre, tal vez sea delirante. Pero no necesito ponerle motes a mi "cristal". Simplemente intento, con ésto, ver con mayor claridad lo que muchas veces se tiñe y es opacado por la bronca, la ira o el dolor.
La angustia de la traición, es espantosa. Pero la soledad idiota de la soberbia, es tan ingenua cómo el sentimiento de omnipotencia, y termina dejandonos "vacíos de verdad", y sin "razón" alguna para seguir adelante, más que la ceguera que durante mucho tiempo nos empaño los cristales.
A veces es necesario, antes de mirar para afuera, dejar la lupa y agarrar el espejo. Es un buen ejercicio. Y no cuesta mucho reconocerse cómo HUMANO despues de todo. Tal vez, necesitandonos, podamos realmente encontrar la justicia que tanto buscamos.
... Alguna vez habría que reconocer, que nadie nos ha cagado tanto como nosotros mismo.
 

Que parezca un accidente son todos putos incluso en blogger pero putos de verdad El gato todopoderoso la vida misma esta llena de herejes