Pero decía, cuando uno se convierte en la pieza que "completa" o reafirma el ego de ese otro, lleno de inseguridades y miserias indecibles, pasa de ser una persona a ser una cosa. Uno queda cosificado.
Desde la lógica aberrante, de ese Otro "Psicótico", uno no es más que un objeto, quizá, un trofeo a conseguir y, en ese sentido, lo que el Otro viene a robarnos, es lisa y llanamente, el hecho de transformarnos en una especie de bomba humana, que tiene el objetivo final, (nótese que la palabra objetivo, alude a un objeto), de inflarle el ego,- digo lo único, porque jamás valorará el hecho de que tal vez, uno intenta ayudar desde la sinceridad.- El egocentrismo y sus variantes, -como la falsa modestia-, es algo que detesto profundamente. Me da asco descubrir en alguien en quién confié, éste tipo de actitudes. Porque sépanlo: soy extremadamente confiada, y al cruzarme con esta clase de gente me doy cuenta que, además, soy masoquista.
Si bien soy una persona, digamos, razonable, -no porque tenga razón, sino porque razono-, hay cosas con las que soy terminante y no tengo puntos medios. Para mí, uno es sincero y leal, o no lo es. Punto. La sinceridad a medias no existe. Igual, entiendo, que cada uno mide desde su lógica, y desde su propia escala de valores. Esta es la mía, a saber: cuando alguien que conozco, actúa de manera falsa e injusta con los demás, por más que no sea a mí a quien lastíma, me resulta inevitable hacerme la pregunta siguiente: ¿Soy tan importante como para creer que, lo que Fulano le hace a Mengano, mañana no puede hacermelo a mí?, y la respuesta, mis queridos lectores, por supuesto es: No. No lo soy.
Creer que soy diferente y que a mí esas cosas no me pasan es, además de egocentrismo y negación, una ilusión óptica de las más infames.
El problema con ésta gente, despreciable, es que uno, idiotamente, espera redimirla. Es decir. Uno cree que hablando, podrá disuadir a estos seres horrendos, de cambiar su modo de interactuar con los otros, pero no. No se puede. Es una utopía. Es como pretender que una persona honesta, comprenda la lógica enferma e inconexa de un mitómano. Pero no. El psicótico, el mitómano, en definitiva, no dejan de ser enfermos. De una vez por todas, hay que diferenciar enfermedad de maldad. Cuando alguien usa, es consciente de que está usando. Nadie usa algo sin querer. Elige, premedita, establece un orden, analiza y mide. Además de calcular, fríamente, las productividades, -porque en definitiva, no es más que una inversión-, que le dejará ese burdo estudio, símil psicoanálisis berreta. Decía, el manipulador, investiga y estudia con precisión, dónde, cómo y cuándo intervenir. En qué momento, vale decir o, - prometer-, hacer. Por eso hay respuestas armadas, preestablecidas, en dónde no cabe un ápice de duda y en donde nada está librado al azar. La espontaneidad está prevista; no hay lugar para que nada ni nadie pueda hacer caer con una pregunta o una palabra el velo que deje en evidencia la falsedad, la maldad y la traición. Los dobles discursos me asquean. Es evidente que del Dicho al Hecho, el trecho es enorme. No son casualidad los dichos populares. Por eso cada día que pasa, confirmo más que "si divides, reinarás", o que si “piensas mal, acertarás”. Pero así y todo, no aprendo. Mi vida útil es, evidentemente, corta. Pero eso no me perturba. De poder elegir, simplemente, eligiría no tener vida útil, y ser invisible para ciertas personas. Pero no se puede, uno es y punto. A diferencia de estas pseudo-gentes, no puedo manipular mis emociones y, mucho menos pretendo manipular las de otros. No puedo evitar sentir bronca y rechazo ante determinadas actitudes que evidencian, de modo inefable, lo que en verdad es. Cuando ese Otro, sin saberlo/quererlo, queda al desnudo, cuando ese otro queda desprovisto de respuestas, y tiene la inteligencia suficiente como para percibir lo que eso provoca en los demás, simplemente, huye. Corre como rata por tirante. Porque ante todo, para ese Otro, lo que importa es la impunidad. Quedar “limpio” es salir victorioso. Cegar a quienes creyó dominar, a aquellos a quienes, pensó, tenía en la palma de la mano, es sinónimo de triunfo, y eso para esta gente, está por sobre todo lo demás. No importa haber lastimado, el mea culpa no existe. Es algo para lo que no hay lugar. Estas historias me generan impotencia, la hipocresía me genera impotencia. Ver cómo, muchos, venden algo que no son, la habilidad que poseen para encantar, usar, descartar, tirar y, no conformes, salir gritando a los cuatro vientos que son víctimas y no victimarios, me da náuseas. Lo peor de todo, es eso. Que no solo van por la vida manipulando personas, sino que además, tienen el tupe de preguntarse abiertamente ¿por qué siempre les pasa lo mismo?.
Creo que en éste punto, está más que claro el por qué, el tema es que nunca llegan a la parte del cómo. ¿Cómo llegan a generar eso en tanta gente para la que, supuestamente, ellos eran importantes?. Claro, no llegan a esa conclusión porque, lógicamente, la huida es mucho menos complicada. Preguntarse el cómo, implicaría replantear un sistema de valores completo y probablemente, eso no sea una buena inversión, siendo que hay tanta gente suelta, y a la que se puede manipular con el mismo método paupérrimo. Los otros, para esta clase de seres, somos adornos descartable, así de simple.
Pero bueno, sería redundante decir, que es “gente” que “mide” sus “valores”, en pos de la “productividad”. Sería absurdo pretender que ésta “gente”, no prevea la vida útil de las cosas, de las relaciones, todo termina: reza una canción. Es cierto, el tema es cómo y por qué.
Está demás decir que para mí, hay cosas que no son medibles, no son analizables y, desde un punto de vista ético, hay actitudes buenas o actitudes malas y yo elijo, una y mil veces, mi forma de actuar, me involucro, reacciono, pienso, pero sobre todo, me hago cargo. No soy prejuiciosa, no soy de juzgar, pero hay una diferencia enorme entre no juzgar, y no decir. Yo, digo. Es el único modo que encuentro, para ser coherente conmigo misma. Pero decir, no necesariamente implica que el otro escuche.
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Ahora por favor, agarren un garrote enorme y péguenme hasta dejarme inconsciente. Les doy permiso para usar picanas, antorchas, hantavirus, y todo lo que se les ocurra para aleccionarme de una vez por todas, por favor, comenten y sean creativos con sus torturas, innoven, innoven que llegó fin de año, mierdas. Feliz año Nuevo. Yiupi!